Condiciones para la Pastoral Vocacional
Existen una serie de situaciones indispensables para la existencia de algo. Para los que trabajamos esta pastoral, estamos muy interesados en procurar que estas condiciones se den, para que nuestra acción sea fructífera. ¿Qué se necesita para que exista la Pastoral Vocacional exista? Aquí te lo presentamos.
- Desde la definición cristiana de vocación
Los seguidores de Jesús sabemos que la vocación es una iniciativa divina. Entenderla de esa manera es una buena nueva para el hombre moderno, ya que la vocación es maestra de la libertad en cuanto ayuda al sujeto a encausar su vida y sus decisiones para alcanzar el proyecto de Dios, que sintoniza con los deseos profundos del corazón.
Una revelación hermosa que Dios nos hace sobre la vocación es la implicación que tiene la Iglesia en este plan. Para cada hombre particular el Señor creó una misión, pero quiere servirse de su Iglesia para, como mediadora, ayudarle a toda persona a responder y sostenerse en la misión.
Así entendido, la condición para que exista la Pastoral Vocacional es sólo una: el reconocimiento de todos los cristianos de ser llamados por Dios a través (y destinados para) la Iglesia. Esta realidad, sin embargo, se desgrana en otras realidades palpables que describiremos a continuación.
- Condiciones de toda comunidad cristiana
- Comunidades abiertas
Se nos narra en los Hechos de los Apóstoles que el Espíritu Santo infundió valentía en el corazón de los discípulos enseñándoles a ser valientes seguidores de Cristo. Este testimonio de amor hecho comunidad es un rasgo esencial de la Iglesia que es convocadora. Ver a los cristianos en medio de su comunidad fraterna hace que la vida de la Iglesia se anime, invita a involucrarse en ella.
- Comunidad pobre
La comunidad de cristianos que tiene la intención de ser fecunda vocacionalmente se abre a todos en la hora de regalar los talentos que han recibido de Dios. Aunado al punto anterior, la apertura se extiende a la riqueza vocacional: ninguna parroquia, instituto, movimiento se esfuerza por fomentar las vocaciones “para ellos” o ad intra, sino que se enfoca en la universalidad de la comunidad cristiana y la sirve ad extra, es decir, hacia afuera, para todos.
- Comunidades esperanzadas
La alegría de saber que la Iglesia es una comunidad viva en donde Jesús suscita y derrama gracias en favor de su pueblo es una fuente de la que bebe la pastoral vocacional para vigorizarse en sus esfuerzos. Una comunidad con la esperanza de que Cristo alienta a las vocaciones espere percibir sus frutos.
- Condiciones en comunidades específicas
- En la familia
Ésta es, en efecto, la primerísima comunidad de la que todos tomamos la formación fundamental. En esta comunidad recibimos los valores trascendentales: amor a Dios, obediencia a su voluntad: la fe, en efecto. El testimonio de amor entre los padres es atracción hacia esa vocación. La familia es la primera en crear las condiciones necesarias para que la vocación florezca y se fortalezca.
- En la escuela
Este es el segundo lugar en donde más pasa el tiempo pasan los jóvenes. Así, la Iglesia tiene el deber de ir propiciando la opción vocacional futura. La comunidad educativa debe también de tomar conciencia de ser, precisamente, una unión en Cristo y ocuparse en la formación integral de la persona. La Iglesia considera que los maestros ejercen un apostolado verdadero en la vivencia de su vocación. En efecto, en el acompañamiento de sus alumnos procurando que todas las áreas del alumno sean impregnadas por principios evangélicos.
- En la parroquia
La referencia directa a Dios la tenemos todos -en especial aquellos que hacen discernimiento vocacional fuerte- en la parroquia a la que pertenecemos. Lo óptimo es que la Iglesia sea ministerial, es decir, que se viva una auténtica comunión de amor y servicio desde todos los modos de vocación: laical, consagrada, sacerdotal. La manera en que los jóvenes aprenden de la vivencia de una vocación específica es compartiendo la vida con aquellos que ya la viven. Así, la parroquia será excepcionalmente vocacional en la medida en que los miembros que la conforman vivan su vocación propia de manera alegre y comprometida.
- La oración por las vocaciones
Muchas veces acudimos a Dios para pedirle por las vocaciones de una manera no eficaz. Es decir, acudimos a la presencia de Dios para encomendarle el incremento y sostenimiento de santas vocaciones sin la verdadera intención de querer cambiar. Lo propio del Espíritu Santo es ser impredecible: ¡él siempre cambia los planes, sopla donde quiere! La verdadera oración en favor de las vocaciones nace de nuestro corazón con la confianza de que Dios se encargará y, a la par, nos mueve a un verdadero cambio para disponernos totalmente a encontrar y hacer la voluntad de Dios. Es la verdadera disposición de la fe la que nos guiará hacia el verdadero itinerario vocacional.
- Encuentro
Se hace evidente, después de lo tratado hasta aquí en este artículo, que la actividad vocacional es de un estilo vivo. No está de ninguna manera estático: se mueve, busca el testimonio, se relaciona. Siendo así, la realidad viva de la promoción vocacional se abre com particular solidez cuando se reviste a la manera de encuentro. La tendencia, de hecho, ha estado puesta últimamente en llamar a nuestro eventos vocacionales encuentros. Lo anterior porque bien sabemos que es en la relación en donde se abre el espacio propicio para que el corazón de los interlocutores se abran e intercambien necesidades e inquietudes profundas.
A la hora de hacer un encuentro efectivo, salen a relucir tres medio o modalidades del mismo:
- La narración vocacional que interpela porque es vivencia vocacional experienciada: real, palpable, caminada. Quien la comparte no la narra “desde afuera”: es él o ella mismo quien cuenta lo que ha ido cultivando vocacionalmente y ello resulta para el joven suficientemente provocador ¿por qué lo hizo, cómo lo logró, qué lo animó?
- La información es también importante “nadie ama lo que desconoce” se suele decir. Una exposición de las diferentes formas de vida, de los ministerios de la Iglesia, y las diferentes formas de concretar los servicios es a veces desatendida porque no se conoce.
- La palabra que invita y llama directamente y de viva voz es la misma metodología puesta en práctica por Jesús. Interpelar al joven con una invitación directa hacia una vocación específica no es ningún tipo de insinuación indebida sino que, antes bien, es un homenaje a su libertad. Muchos están ansiosos de encontrar una misión a la que destinar su vida entera y Dios se vale de nosotros y de nuestras voces para hacer llegar su propia invitación a sus hijos: ¡sígueme!
Así, hemos visto que la Pastoral Vocacional -como cualquier otra actividad humana- requiere de ciertas condiciones para que se lleve a cabo eficazmente. Si lo hemos advertido en las líneas anteriores, más que condiciones concretas y específicas son, más bien, un espíritu que posibilita la práctica de la pastoral desde la vivencia cada vez más comprometida con Dios desde la vocación específica. Así nos hacemos y construímos Iglesia: viviendo según Dios nos ha llamado.
Diccionario para la Pastoral Vocacional. Vicente Hernández Alonso.Condiciones para la pastoral vocacional.