Historia de vida y vocación
La narración de la vida y el acompañamiento
Cuando intentamos acompañar (o ser acompañado) a alguien con la intención de que encuentre a la voluntad de Dios, hay dos herramientas sumamente efectivas: centrarse en el análisis del proyecto de vida (al cual ya dedicamos un artículo) o compartiendo la propia historia persona de vida.
Los beneficios
El valor terapéutico de abrir tu historia a alguien que sabes que es capaz de confianza, ser escuchado y acogido por otro, no juzgado sino alentado; la capacidad que desarrollas de valentía para confrontarte con tu pasado y la flexibilidad para volver sobre lo que te ocurrió para ver en todo ello el paso de Dios son algunas de las características positivas que experimenta quien profundiza en este método de acompañamiento. El discernimiento y la resonancias de fe en tu vida son de los frutos más valiosos que puedes alcanzar.
La puesta en práctica del método puede ser también apreciada en: progresar en una auto-imagen más integral (me conozco a profundidad y me acepto), pasar del no-sentido de la propia vida al hallazgo del significado, cambiar la negación del pasado por la integración (mi vida consiste en una sola historia, la mía), se enciende la esperanza hacia el futuro y también se puede comprender que en nuestro proceso hemos sido sostenidos muchas veces lo cual nos ayuda a crecer en gratitud.
El método
Este ejercicio consiste en narrar la propia historia a otra persona. Requiere que previamente sea puesto por escrito la serie de acontecimientos con la mayor precisión posible. En énfasis del ejercicio se encuentra, precisamente, en la narración. Es a través de la plática, del uso de la voz, es como el acompañante va a poder vislumbrar la vida del acompañado. El escrito se vuelve de completamente privado, de manera que sólo puede ser leído por quien lo escribió. Tarea del acompañante es escuchar con atención lo que el acompañado le narra.
Factores humanos que salen al narrar
Existen ciertas actitudes o posicionamientos que surgen al momento de intentar hacer un escrito de nuestra vida. Es muy valioso conocerlos para tenerlos en cuenta (y propiciarlos) o para que no sean obstáculos en el camino.
- El primero de ellos consiste en la necesidad de decirse a sí mismo. Esto es, lo importante es hacerse transparente ante sí para poder encontrar con la mayor objetividad posible lo que soy y cómo me encuentro hoy en día. Es importante tener presente lo que sigue: nadie es 100% transparente. Tenemos prejuicios al momento de conocernos a nosotros mismos y también al momento de expresarnos ante los demás. No espere el acompañante total autenticidad, sino que es importante más bien fijarse en lo comprometido en que se encuentra el acompañado con su propósito de narración.
- Otro aspecto a considerar es el del brote de las actitudes defensivas. Los mecanismos de defensa saltan cuando encontramos hábitos o cuestiones contrarias a lo que creemos que somos, o adversas a lo que hemos decidido ser.Lo importante para recordar es que ante ellas debemos de respetarlas: están con nosotros con un propósito. Sin embargo, no por eso debemos de permitir que nos frenen en nuestro camino, hay que afrontarlas con paciencia y oración.
Narrando
Podemos distinguir en 5 momentos principales
- Recordar: En este momento es importante retomar todos los acontecimientos pasados con la mayor precisión posibles. El resultado es un conjunto de recuerdos.
- Redactar: Para que la narración sea bueno, debemos de valernos de un texto sólido. Al momento de redactar se busca que los recuerdos ahora tengan ilación de manera que sea propiamente una historia. Se trata de escribir los acontecimientos con precisión y por su nombre. Es una tarea complicada que requiere de la intervención de Dios. ¡Pide su auxilio!
- Compartir: Ocurre por fin el momento de abrirse ante el acompañante y que éste reciba tu narración. Nunca se entrega en físico, el texto es sólo una herramienta desde la que se apoya la charla. La importancia está en verbalizar tu historia.
- Asimilar: Es el momento de asimilar todo este proceso y de asumir un compromiso desde la interioridad consigo mismo y con su propia trayectoria. Esta asimilación depende de la interpretación que, durante los tres pasos anteriores, se fue completando y afinando gradualmente.
Acompañando la historia
Cuando nos abrimos a escuchar la historia personal de vida de otro (o nos aventuramos a compartirla) nunca ofrecemos plano acompañamiento psicológico (si no somos psicólogos). Somo acompañantes de la vida del hermano. Nos interesa su crecimiento en la relación con Dios. Nos interesa que el acompañado reconozca que posee una identidad que le viene de su historia, y que es una historia llena de la presencia de Dios. De un Dios Padre que le importa la vida y crecimiento integral de todos su hijos.
Igualmente, la narración de la propia historia pone en evidencia signos vocacionales que muchas veces pasan al descubierto. Signos que esperan ser encontrados, discernidos y atendidos.
Bibliografía: La narración de la propia historia, propuesta y método. Servicios de Animación Vocacional Sol, A.C.