8.- Aquí estoy, Señor.
Cristo amigo,
En estos momentos me hallo ante Ti
Comenzando estas CONVIVENCIAS de la que no se cómo voy a salir.
Aún no sé muy bien lo que significan, ni lo que pueden ayudarme,
ni lo que pueden comprometerme, pero quiero decirte que necesito cambiar.
No estoy contento con mi modo de ser, ni con mi modo de pensar y actuar,
con mi modo de amar.
Si, Cristo, Amigo, necesito cambiar y creo que en estas convivencias
puedes echarme una mano.
¡Me gustaría encontrarme conmigo mismo…!
con mis compañeros, con lo que de verdad son, no con lo que aparentan ser.
Me encantaría encontrarme con su bondad;
Me encantaría encontrarme con su sinceridad, con su fe.
También me gustaría mucho encontrarme contigo, Jesús.
Aunque tengo que confesarte que me das miedo.
Miedo porque no te conozco bien,
miedo porque pienso que vas a exigirme demasiado;
miedo porque vas a pedirme caminar hacia mi conversión,
hacia el mundo desconocido de la paz interior,
y, quizás, hacia la respuesta a tu llamada.
Pero, mira, Señor, creo que tengo que arriesgarme de una vez por todas.
¡Ya está bien de tanto “Bacile” estúpido,
de tanto mogollón de tonterías,
de tanta y tanta superficialidad!
Ya es hora de empezar a comportarme como un joven de verdad:
con valentía y sin egoísmos,
Cristo, Amigo
Ayúdame a tomarte en serio en estas Convivencias.
A participar de ellas con las manos vacías, tendidas hacia tu Cruz,
para que las llenes de tu Paz.
Ayúdame a ser disponible
abierto a tu Palabra,
a tu Presencia,
a lo que quieras pedirme.
AQUÍ ESTOY, SEÑOR, HAZ DE MÍ LO QUE QUIERAS.